14 octubre 2009
La marca de puros Habanos Montecristo, una de las más prestigiosas y conocidas marcas de cigarros cubanos, ha iniciado la comercialización en el mercado español de una serie de cuatro vitolas con el nombre de OPEN. Es la primera vez desde la fundación de la marca, en el año 1935, que Montecristo pone a la venta una línea de productos. Las nuevas vitolas se adaptan plenamente a las actuales tendencias de consumo, lo que representa un decidido impulso a la modernización de la marca.
La serie Montecristo OPEN está integrada por cuatro vitolas que reciben los nombres de Eagle, Master, Regata y Junior, diseñadas para satisfacer a los incondicionales de la marca. Dos de ellas (Eagle y Regata) son formatos que no existían hasta ahora en el vitolario de Habanos. Su ligada, compuesta por hojas escogidas de las mejores vegas cubanas de Vuelta Abajo -la tierra del mejor tabaco del mundo- aporta toda la esencia del singular sabor de Montecristo.
La marca Montecristo
Montecristo es el gran clásico de los Habanos, la marca con más solera del mercado, y principal referencia cuando se juzga una nueva vitola o marca del resto de Habanos. Es un auténtico icono entre los cigarros Premium, elaborados a mano. Montecristo siempre ha sido considerada como una marca potente y recia, de gran fortaleza y con gran aroma y sabor, además de garantía de calidad.
La gama de productos Montecristo, compuesta inicialmente por las vitolas numeradas del 1 al 5, se ha ido completando a lo largo de los años para incorporar una oferta que cubre todos los gustos de los fumadores más exigentes, desde el majestuoso Montecristo "A" hasta los formatos de menor tamaño.
Entre las principales novedades de la marca Montecristo aparecidas durante los últimos años destacan especialmente el Edmundo, uno de los últimos lanzamientos de Habanos con mayor éxito; su "hermano pequeño", el Petit Edmundo; y el Reserva, vitola con la que la marca quiso conmemorar haber alcanzado la cifra mil millones de cigarros vendidos del Montecristo No 4.
Apunte histórico
Casi un siglo después de que la novela "El Conde de Montecristo" viera la luz, un asturiano, Alonso Menéndez, registró en 1935 una marca con el nombre de su protagonista: Montecristo. Se dice que la novela de Dumas era una de las lecturas favoritas de los torcedores de las fábricas cubanas, donde al lector de tabaquería se le requería que la leyera con mucha frecuencia. De aquí salió la idea del nombre de la marca, como homenaje a los torcedores y a Alejandro Dumas.
Alonso Menéndez se inició en el tema del tabaco en Cuba, pero adquirió su experiencia en las plantaciones de Florida. A su regreso a Cuba, en 1935, se asoció con José García, otro asturiano, y fundó la sociedad Menéndez, García y Cía., cuya principal marca comercial era Particulares. Mientras se potenciaba la marca Particulares, Montecristo esperaba su oportunidad. En 1936, Alonso Menéndez vendió Particulares a Cifuentes y Cía. Con los beneficios de la venta compró la fábrica H. Upmann, que no pasaba por un buen momento, modernizó la fábrica, estimuló a los torcedores y recuperó el antiguo esplendor de la marca. Fue entonces cuando decidió lanzarse a fondo con Montecristo que acabaría superando todas expectativas iniciales.
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